¡El pasado siempre forma parte de nuestro presente!

Si cierro los ojos y pienso fuerte, salen a la luz recuerdos que aunque parezcan muy lejanos seguían almacenados en algún lugar. Tardes, con mis compañeros del conservatorio riéndonos & haciéndo concursos cursis de música, soñando en un futuro aparentemente lejano como estrellas del rock. Días enteros, dedicados a dar conciertos cuyo público lo formaban padres que no tenían más remedio que ir a ver a sus hijos y quiénes siempre te decían que ibas a llegar lejos. Meses, montando espectáculos para animar a los demás niños a unirse a ésa gran familia que habíamos formado 24 alumnos, únicos componentes de aquel magnífico colegio musical. Aunque era cutre, y feo... aunque los instrumentos cadá día más carcomidos por las polillas sonaban estruendamente por todo el pasillo & era difícil concentrarse en otra cosa, para nosotros era una casa, una casa mágica. Pasámos allí casi la mitad de nuestras horas despiertos: merendábamos, estudiábamos & nos divertíamos con algo que nos enseñaron a amar: LA MÚSICA. 

Hoy, mucho más superficial & con unos cuántos añitos de más, me lo estoy preguntando. En aquellos tiempos nunca pensé que lo haría pero ha ocurrido: ¿Realmente es ésto lo mío? ¿Conseguiré algún día dedicarme a esto profesionalmente? 
Rayándome, mi especialidad éstos últimos años. La especialidad de cualquier adolescente. 
La vida es dura. Yo lo sabía, pero nunca pensé que empezara a serlo tan pronto, siendo yo tan joven. Ahora tengo que elegir lo que quiero, lo que no quiero... e incluso decir adiós a cosas que he querido. 
& aunque quiera dejarlo por mi bien algo me hace dudar, pues:
El pasado siempre forma parte de nuestro presente.